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Los días de lluvia en la isla son… especiales. Renuevan el aire, las calles, las vistas y la vida.

Hoy he cogido el tren temprano, he bajado a Palma y he hecho sin quererlo un experimento social precioso… ¡cómo es mi cabecita de atrevida! y más en días lluviosos… donde me creo una burbuja creativa bajo el paraguas, mi zona de confort más visual que nunca… eso me da ganas de mirar, de asomarme y atreverme a experimentar con la vida… con los momentos y situaciones y poder conocer un poco más al ser humano.

Cuando salí de la estación, llovía mucho, abrí mi paraguas y me dirigí al paso de peatones. Allí estaba toda la gente esperando para cruzar, era un paso de estos grandes, de avenida, de miércoles por la mañana de lluvia, de gente impaciente, con prisas… Me detuve, observé que a mi lado había una chica sin paraguas (como alguna otra persona más), me salió la espontaneidad de «chica de pueblo», y alargué un poco el brazo para compartir mi paraguas con ella, vaya, se lo arrimé un poco para que no se mojara, en ese segundo que duró la acción, mi mente me dijo: «Isa, esto es un experimento arriesgado, no te conoce de nada, tu gesto es muy bonito e inofensivo,  pero, es posible que la otra persona no lo entienda o no se lo tome bien, espérate cualquier reacción», no quité el paraguas, la reacción de la chica fue al principio de:  «que susto o ¿qué está pasando aquí?, ¿quién es esta? ¿me quiere robar? ¿parece una chica normal?» (Sí, tristemente esto es lo pensaríamos casi todos)… la miré y le dije (con toda naturalidad que me salió): «-al menos este minuto, #notemojes, cabemos las dos!.-» (llovía bastante)… La chica por fin respiró y sonrió, con una expresión parecida a la que supongo se les quedaría a nuestros abuelos el día que vieron un coche por primera vez, o una televisión… o la cara que se me quedaría a mi, si de repente me encuentro a la Streisand en mi casa… una mezcla de ilusión, incredulidad y agradecimiento. Me dijo 3 veces gracias, aún incrédula.

El semáforo se puso en verde y cada uno de los que estábamos allí, seguimos nuestro camino.

Me fui pensando que es un gesto sencillo y bonito… ¿y si lo pruebas en el próximo paso de peatones? ¿o esperando el bus? Pequeños gestos que acercan a las personas, la conexión con otros también nos conecta con nosotros mismos…

Hoy nace en mi, el movimiento #notemojes

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